viernes, 16 de abril de 2010

OCTAVIO PAZ


El 19 de abril de 1998, a las diez y medía de la noche, falleció en Coyoacan (México) Octavio Paz. Así concluyó una trayectoria vital de 84 años que hizo posible la prosa más notable del siglo XX. Sin embargo se trató de un poeta. Un gran poeta (sin duda uno de los cuatro grandes de la poesía de América del Sur junto con Vallejo, Neruda y Borges). Entonces, cabe preguntarse, ¿ porqué encomiar tanto la prosa de su prosa?. La razón es simple: escribió los ensayos mejor escritos del idioma español. Pues si Alfonso Reyes fue un océano frenético y Borges un relámpago implacable Paz ensayista fue simplemente una luz que al mismo tiempo que alumbra abriga. Por eso su palabra aunque alcance el minucioso rigor de una fotografía perdura, ante todo, con la rotundidad final de un abrazo.

A lo largo de su vida convocó el reconocimiento y la amistad de los más grandes pensadores hispanos que lo precedieron: Ortega y Gassett, Reyes y Borges; y del mismo modo retribuyó con admiración el aprecio de sus iguales en este y el otro mundo (es decir: en la memoria). No es una exageración: El laberinto de la soledad, su primer ensayo publicado en 1950, ha logrado la misma cifra de ejemplares vendidos que habitantes tiene el México actual: 100 millones de lectores.

“No miro con los ojos: las palabras son mis ojos”, escribió. Testigo lúcido y apasionado de su siglo no buscó refugio en el pasado ni en las ficciones ni en el respetable amparo de las cátedras. Su atención siempre fija en el presente; por el contrario, nunca estuvo solo en el presente. Y puesto que, según creía, ciegan por igual la excesiva luz y la excesiva sombra, su mirada vigilante y acuciosa proyectó una visión y un tono tan inconfundibles que no leerlo es ignorar la forma más extraordinaria de ordenar palabras para aprender a mirar (y caminar) en este mundo de breves dichas y largas penas.

Aunque en su trayectoria laboral fue maestro de escuela y diplomático el resto de su vida su existencia no fue otra cosa que un constante -solitario y solidario- ejercicio del entendimiento a través de la poesía y de los textos de discernimiento que motivan esta desordenada evocación. Textos que en total suman 16 tomos (a un promedio de medio millar de páginas cada uno) presentados y compilados por su propio autor. Ahora mismo, cuando proso estas vacilantes líneas, tengo dos de ellos a mí alrededor: Usos y costumbres, que abordan las no siempre armoniosas vinculaciones entre la cultura y el poder. Igualmente perduran en mi memoria la fascinante lectura (y relectura) de un puñado de libros sin los cuales jamás me hubiera atrevido a publicar. Pues, como dijera el mismo Octavio, se aprende copiando de los demás y después sigue uno su camino.

Han pasado los años (y seguirán pasando) pero si es verdad que el estilo es el hombre, continua hoy tan vivo como cuando estuvo presente. Y no menos actual; puesto que hoy como nunca las miradas se dirigen hacia las dos culturas que más lo cautivaron: India y China. Y asimismo, tal como celebró al imaginarlo, vivimos una época en que las imágenes, los signos y sonidos se han entreverado en nuestras vidas de tal modo que lejos de ocultarse la palabra sigue teniendo la última palabra.




Paradoja: “El deseo es mas poderoso que el amor pero el deseo de amor es el más poderoso de los deseos”.

Contrapunto: “Si no hay contradicción, no hay vida ¿verdad?”.

Igual que en el Perú: “México tuvo una civilización antes de la llegada de los españoles. Los indígenas mexicanos fueron constructores de grandes ciudades, tuvieron religiones y una moral muy complejas. Ese mundo fue destruido en aquel gran encuentro entre dos civilizaciones, y la civilización occidental destruyó la civilización indígena. Pero hay muchos recuerdos, muchos elementos sobrevivientes (desde la cocina hasta el idioma y las ideas acerca de la familia)”.

Escribir: “Cuando uno escribe no se da cuenta exactamente de lo que está haciendo. Aquellos autores que digan que son los dueños de lo que escriben, tienen ilusiones excesivas acerca de los poderes misteriosos de la palabra. La palabra siempre va más allá de las intenciones del autor, sobre todo si ese escritor es un literato y quiere ser un poeta”.

Crítica: “La crítica es lo que la imaginación ha aprendido en su segunda vuelta. Después de haberse curado de la fantasía, es una imaginación que ha decidido enfrentar la realidad del mundo”.

Vivir: “Nunca estamos solos. Siempre estamos con el otro, alguien que pertenece al mismo mundo pero es diferente, y es esa la esencia quizá, el secreto de la atracción”.

Amar: “El amor es parte de la vida humana. En el mundo animal existen pasiones sexuales: pero la cultura ha invitado a un nuevo dominio: aquel tipo de relaciones que llamamos amor. El amor es un invento de los hombres.

Todas las sociedades han conocido el amor, algunas incluso han reflexionado sobre el amor: la India, China, Japón, Provenza. Toda la literatura de la civilización occidental es acerca del amor o acerca del poder. El amor pertenece al reino de la libertad, el amor es uno de aquellos momentos en que los hombres pueden alcanzar la libertad; no siempre, sino por un momento, por un instante de reciprocidad”.


Libertad: “La libertad no se define: se ejerce. Es una respuesta. La prueba de la libertad no es filosófica sino existencial: hay libertad cada vez que un hombre se atreve a decir No al poder. No nacemos libres: la libertad es una conquista – y más: una invención”.


Entender y comprender: “Queremos comprender y para comprender se requiere intrepidez y claridad de espíritu. Además y esencialmente: piedad e ironía. Son las formas gemelas y supremas de la comprensión. La sonrisa no aprueba ni condena: simpatiza, participa; la piedad no es una lástima ni conmiseración: es fraternidad”.


Ensayo: “El ensayo es un genero difícil. Por esto, sin duda, en todos los tiempos escasean los buenos ensayistas. En uno de sus extremos colinda con el tratado; en el otro con el aforismo, la sentencia y la máxima. Además, exige cualidades contrarias: debe ser breve pero no lacónico, ligero y no superficial, hondo sin pesadez, apasionado sin patetismo, completo sin ser exhaustivo, a un tiempo leve y penetrante, risueño sin mover un músculo de la cara, melancólico sin lágrimas y, en fin, debe convencer sin argumentar y, sin decirlo todo, decir todo lo que hay que decir…”


Conflictos: “La guerra acompaña al hombre desde que es hombre. Es uno de los componentes del ser humano y de ahí que no sea exagerado hablar de un instinto guerrero. Las religiones, las filosofías y las ciencias han tratado de explicarlo. La teología acude al pecado original y a Caín; el marxismo a la división de clases sociales; freíd a Eros, Thanatos y al sadomasoquismo; Nietzche a la voluntad de poder; la sociobiología a nuestro pasado animal. Lo cierto es que la guerra aparece en todas las sociedades y en todas las épocas”.


Ritos: “Los hombres hemos cambiado y sublimado nuestra sensualidad: la hemos convertido en rito, pasión, imagen, teatro, ceremonia y así hemos creado un dominio distinto y puramente humano: el erotismo. Transformar el instinto de lucha exige un cambio muy profundo en la conciencia de los hombres. Es algo dificilísimo, no imposible. No soy enteramente pesimista: el hombre es el único animal que cambia”:


Mercado: “No propongo, claro, abolir al mercado sino someterlo al Estado. Sería suicida. Es un mecanismo eficaz y sin él la vida económica se estancaría. Pero hay que decir, asimismo, que el mercado provoca graves desigualdades y muchas injusticias. Además, es el responsable de una lacra moral y psicológica que degrada a nuestras sociedades: la substitución de los valores –éticos, afectivos, estéticos, políticos- por el precio. Las cosas y los hombres no tienen valor: tienen precio”.

Imaginación: “El hombre vive entre fantasmas y está condenado a alimentarlos con su sangre porque él mismo es un fantasma: solo encarna al contacto de los fantasmas que engendra su deseo”.


Valores: “Los ‘valores’ no son el fundamento del hombre y ninguno de ellos justifica la existencia humana; en cambio, el hombre, ese abismo, esa criatura desgarrada por las imágenes que inventa en el sueño y la vigilia, es el fundamento de los valores”

Modernidad: “Todo el mundo repite que las naciones latinoamericanas no son modernas porque todavía no han logrado industrializarse; pocos han dicho que a lo largo de nuestra historia hemos revelado una singular incapacidad para la crítica y la autocrítica”

Conjunciones: “El cuerpo y sus pasiones no son categorías históricas. Es más difícil inventar una nueva postura que descubrir un nuevo planeta”

Eros: “La industria ha creado la abundancia pero ha convertido a Eros en uno de sus empleados”

Otra mitad: “Es cierto, por ejemplo, que la mujer ha sido oprimida en todas las civilizaciones pero no es cierto que la relación entre hombres y mujeres pueda reducirse a una relación de dominación política, económica o social”

Neruda: “Musito el nombre de Pablo Neruda y me digo: lo admiraste, lo quisiste y lo combatiste. Fue tu enemigo más querido”.

Escritor: "Un solitario que escribe para los demás".

Escritura: "Una influencia, casi siempre fecunda y liberadora, en la historia".

Escribir: "No veo con los ojos: las palabras son mis ojos".

Perennidad: “Todo es presencia, todos los siglos son este presente”

Antología: http://www.poesi.as/Octavio_Paz.htm

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